Hace años conocí a Xosé Cannas a través de la televisión, en concreto siguiendo un programa en Canal Cocina. Se trataba de cocinar platos utilizando productos enlatados. Anteriormente se me había ocurrido realizar platos 3B, fáciles de realizar y dedicando el menor tiempo posible para elaborarlos. Es decir platos : buenos, bonitos y baratos cuyos ingredientes principales estuvieran envasados. Su encuentro televisivo por una parte me alegró porque, se demostraba que mi idea no era descabellada, pero por otra parte me desencantó, ya que como en muchas ocasiones ocurre la idea ya se le había ocurrido a otra persona antes que a mí. Fue quizás esta coincidencia de pensamientos, la que me hizo estar pendiente de este cocinero y anotarlo en la agenda memorística, para visitar su restaurante, que obstenta una estrella Michelin, en cuanto fuera posible un recorrido por tierras gallegas. Este año hemos tenido la ocasión de recorrer Galicia, durante dos semanas y mi compañera me regaló, hace meses, una comida en su restaurante Pepe Vieira.
El restaurante Pepe Vieira está ubicado en un lugar privilegiado Camiño da Serpe perteneciente a Raxó provincia de Pontevedra. El enclave es magnífico y se goza de unas fantásticas vistas, si la niebla no las cubre y si encuentras el lugar siguiendo el mapa. He de reconocer que desde el restaurante, te dan todo tipo de detalles para poder llegar con éxito al destino, con la máxima facilidad posible.
El edificio del restaurante presenta una planta moderna, estilizada y a la vez minimalista, intentando estar acorde con el entorno y no romper la estética ecológica del lugar. Felicito al arquitecto por el resultado obtenido.
Una vez recibidos, tras rebasar la pesada y compacta puerta, nos acomodaron en una de las mesas que para mí gozaban de la mejor panorámica. Cosa que agradezco desde esta entrada en el blog. Delante nuestro teníamos como cuatro cartas de naipes, cada una con una proposición temática, en forma de menús misteriosos : menú travesía, menú universo, menú revival y menú esencia. Cada uno a un precio, desde menos de 30 euros hasta el superior con un precio cercano a los 80 euros (bebida aparte por supuesto en todos ellos). Las cartas te invitaban a formar parte de un juego en complicidad con el cocinero. Se trata de comer productos de temporada presentados sin revelación previa y sin autorización de los comensales. Un juego a comer sin saber que te van a poner delante de los sentidos ¡ casi como si comieras a ciegas !.
Después de un corto espacio de reflexión, nos decidimos por probar el menú universo ( precio 62 € ) inspirado en los alrededores de Camiño da Serpe y que consistía en probar ( ¡ nunca mejor dicho ! ) seis platos y dos postres.
A continuación presento fotografías de la mayoría de las presentaciones :
Bienvenida con Snacks : Olivas marinadas con soja y vermú. Melón Tajín. Picante y graso
El Descubrimiento : Bonito en Bloody Mary de vodka Nordés. El Encuentro : Sencha. Té verde. Ritual, orden, protocolo, salud
La Autenticidad : Milhojas de millo corvo, congrio cremoso y alga Nori, reducción de oporto y flores de eneldo.
El Origen : Merluza frita, rebozada en yema de huevo acidulada, piel de lima y pétalos de flor de ajo. Acompañado de El Misterio : Oloroso Hidalgo. Jeréz. Salinidad, iodados, profundidad.
Lo Salvaje : Rape torrefactado en la llama, con salsa agridulce de pimientos de Padrón encurtidos.
La Tierra : Salsifí asado con nube de Arzúa curado y queso de tetilla con mostaza.
El Viaje : La patata del cocido.
Entre medias : Buñuelo de vainilla de Tahití. Eclairs : Avellana y caramelo. Chocolate y frutos rojos. Café y merengue
La Tradición : Queimada fría dentro de una lima.
La Innovación : Tarta de manzana embebida en Gin Nordés, canelón de compota y pétalos de menta poleo.
Petit Fours : Trufa de café. Gominola de mandarina ácida. Maccacón de plátano. Maccarón de frambuesa. Crumble de frambuesa Lyo
Para finalizar : Cortesía de la casa
Toda una experiencia, que podría haber sido completa si las raciones de cada una de las presentaciones, hubieran tenido lo que yo llamo cantidad mínima para valoración gustativa o también unidad mínima perceptible del umbral gustativo adecuada para poder valorar con racionalidad cada uno de los platos y conseguir que deje huella en nuestra memoria . Las fotos que presento, al ser primeros planos ” el bocado ” parece más grande que es en realidad. ¡¡¡ Juro por Dios que Proust nunca hubiera podido sentir las reminiscencias que provocó su magdalena !!!
Aprovecho la ocasión para hacer un llamamiento o solicitar que los llamados restaurantes de cocina de autor o restaurantes de cocina creativa ( de los que yo soy un apasionado ) presenten sus platos con unas cantidades justas y normales, para poder valorar razonablemente cada una de las preparaciones. Al fin y al cabo a un restaurante se va para alegrarte la vista, desarrollar el sentido olfativo y del tacto, pero sin dejar de tener en cuenta, que fundamentalmente se va a comer. Para ir a ver obras de arte, ya tenemos los museos. O si no, que se realicen fotos de los platos y que cobren por verlas colgadas en las paredes.
En resumidas cuentas, debido a la escasez de las porciones, me siento incapaz de valorar los platos excepto en las presentaciones que fueron buenas e impecables.