Receta de conejo a la cerveza

Hablar de la utilización de determinadas carnes,a la hora de su empleo para realizar algunos tipos  de platos, es un punto a tener en cuenta. Por mentar algunos de ellos os diré que algunos  animales están censurados por sentimentalismo. ¡ Algunas películas han dejado huella ! y en otras ocasiones por su proximidad en el trato. Con respecto a las recetas de conejo, le podemos poner el valor añadido de la picaresca socarrona del chiste fácil, en el que no me veo capaz o más bien no me atrevo a referirme. Sin embargo, ¿ Quién no ha oído hablar de la ” Loles ”  ? Yo creo que todo” el mundo, mundial “. De todos modos con la comida no se juega y a eso me voy a dedicar, a intentar  explicaros que la carne de conejo es de las más sanas, más digestivas a pesar del San Benito que en ocasiones se le ha puesto. Incluso llegando a  prohibirlas antiguamente  en las dietas para patologías del hígado y que popularmente hicieron que el ovillo de esta prohibición  se hiciera más grande. Debo aclarar que no eran ciertas esas malignidades que se le atribuían y que contrariamente debo decir que  se trata de una carne blanca, ligera en calorías y con escaso contenido en grasas, en una palabra “saludable ” es la candidata ideal para ser utilizada en las dietas de adelgazamiento con toda tranquilidad.

En cuanto al otro ingrediente que completa el título de la receta conejo a la cerveza, es decir la cerveza . Comentaré que como es lógico,  al ser cocinada se evapora el alcohol que contiene, pero no al cien por cien, por lo que aviso que aquellos que tomen medicación que excluyan su consumo, deberán utilizar sencillamente agua o cualquier tipo de zumo. Evidentemente no le podrán llamar  conejo a la cerveza  ¡ Pero que más da ! Denominarlo con el apellido del líquido que utilicéis y os garantizo que siguiendo el proceso, el resultado final será  asombroso.

¡ Venga, no seáis perezosos ! dejaros de sentimentalismos baratos y realizar esta receta que os aseguro que merece la pena.

¡ Ah, se me olvidaba deciros ! que a los niños decirles que se trata de pollo.  No está bien mentir, pero a veces hay que hacerlo.  Para los más éticos de espíritu y alma , os aconsejo que cambiéis  el conejo por pollo. Vuestras mentes estarán  tranquilas y el cielo os seguirá esperando.

Elaboración del conejo a la cerveza

Pelar lo ajos y dejar enteros. Se pone el aceite en una sartén o cazuela no muy ancha y se doran los ajos.

Cuando estén bien dorados,  procurando que no se quemen.  Retirar los ajos y  poner en un mortero.

Machacar los ajos y reservar hasta su utilización posterior.

Cortaremos o pediremos en la carnicería que corten el conejo en trozos grandes. Salpimentaremos.

Enharinar cada trozo.

Dorar cada una de las porciones en la misma sartén o cazuela donde habíamos dorado los ajos y con el mismo aceite que nos ha sobrado.

Sacar los trozos que estén dorados, escurrir el aceite sobrante y reservar en una bandeja hasta el momento de su utilización.

En el aceite que haya quedado, se puede añadir 2-3 cucharadas más si fuera necesario, introducir la cebolla finamente cortada y dejar que se dore, teniendo cuidado de que no se queme. Añadir las zanahorias peladas y cortadas a rodajas. Cocer durante 5-10 minutos a fuego medio.

Se añade los trozos de conejo dorados que habíamos reservado. Saltear todos el conjunto durante 5 minutos.

Añadir los ajos machacados que teníamos reservados, el estragón, la rama de romero y tomillo.

Verter la cerveza y dejar cocer con la cazuela tapada durante 45 minutos a fuego medio. Rectificar de sal y pimienta.

Realizar una roux blanca. Uniendo la mantequilla y la harina de maíz. Se va añadiendo poco a poco cuando la carne de conejo está tierna. Dejar cocer durante 5 minutos. Si el líquido a embebido se le puede añadir un poco más de caldo.

Presentación del conejo a la cerveza

En un plato llano echar salsa del guiso en la base y encima colocar 3-4 trozos de conejo en una distribución estética. Colocar varias rodajas de zanahoria por todo el plato.

Se puede acompañar con puré de patata, patatas fritas, patatas al vapor,  arroz blanco o setas.