Estamos en temporada de alcachofas por lo que no es difícil encontrar en los mercados este producto tan recomendable para la alimentación y la salud. La receta que presento hoy, más que receta es un medio de elaboración o preparación. Las alcachofas cocidas nos pueden servir para ser utilizadas en múltiples platos o preparaciones, pongo por ejemplo la clásica o mejor dicho, famosa menestra de verduras; pero en este blog jugando con fogones publicaré en breve, varias recetas en las que utilizo este producto y que estoy seguro que si las ponéis en práctica sorprenderéis a vuestros invitados.

Hoy en día se pueden encontrar alcachofas cocidas envasadas y listas para ser utilizadas en un mínimo tiempo posible; pero nunca serán como si vosotros mismos las cocéis y aún menos será posible, sorprender a vuestros comensales presentado unas alcachofas cocidas bicolor, como las que se pueden obtener al cocinarlas incluyendo en el agua de cocción bicarbonato sódico que les darán una tonalidad más verdosa y sorprendente.

Os animo a que preparéis estas alcachofas cocidas utilizando o no, lo dejo a vuestra elección, el bicarbonato sódico para su cocción.

Elaboración alcachofas cocidas

En el mercado compra unas alcachofas con hojas verdes, tersas y con un tronco firme y robusto.

Retira las hojas que creas conveniente antes de ponerlas a cocer.

Pon a cocer en una olla honda y con abundante agua las alcachofas.

Cuando el agua empiece a hervir incorpora la sal y  el bicarbonato de sodio si quieres dar a las alcachofas cocidas una tonalidad más vistosa y verdosa.

Mantén las alcachofas, en punto ligero de ebullición,  durante aproximadamente 20-30 minutos, dependiendo siempre del tamaño.

Un método para saber si las alcachofas están bien cocidas, es atravesar con una brocheta o punta de un cuchillo bien afilado, la parte proximal del tallo con la base del corazón de la alcachofa. Si no ofrece resistencia significará que ya está bien cocida.

Una vez cocidas, retíralas de la olla bien escurridas y colócalas en el frigorífico para que se enfríen y puedan ser peladas con facilidad.

Unas vez frías retírale  las hojas más tersas y duras. Con un cuchillo bien afilado pela el tronco y deja aquellas hojas tiernas que sean fácil de comer.

Corta horizontalmente la alcachofa por la mitad y seguidamente haz otro corte en vertical.

De este modo obtendrás dos mitades vistosas que podrás utilizar para elaboraciones de platos posteriores.