Receta de pies de cerdo con cigalas

Estamos acostumbrados a comer los pies de cerdo en su forma natural. ¡ Ojo, me refiero a su forma anatómica,  no a su preparación para ser consumidos !. Porque lo mejor que tiene comer unos buenos pies, manos o manitas de cerdo, ( en ocasiones bautizados con la denominación política cercana  ” de ministro ” ), es chupar uno a uno cada huesito que compone la parte final de la extremidad referida y relamer  los labios de nuestras bocas, evitando que se nos peguen, debido a esa melosidad que le otorga su gelatina. Que dicho sea de paso,  no aporta un gran valor calórico y que además nos permite consumirlos en dietas bajas en colesterol.  Siempre que nos abstengamos de abusar de grasientos acompañantes, a la hora de realizar su elaboración.

La elaboración de pies de cerdo con cigalas,  no puedo negarlo es, un poco por no decir un mucho, entretenida. Pero también es cierto que cuando se acaba de realizar el plato, de estos pies de cerdo, nos quedamos satisfechos con la presencia final y nuestros invitados seguro que agradecen no tener que estar continuamente introduciendo los dedos, en un recipiente con agua y limón, para mantenerlos limpios,  no haciéndonos sentir molestos durante la comida, debido a la pringosidad que ocasiona normalmente su consumo.

Presentar unos pies de cerdo limpios de huesos y acompañados de una(s) buena(s) cigala(s), es un lujo que de ”  vez en cuando ”  nos podemos permitir y en ciertas ocasiones vale la pena esmerarnos en dar un toque distinguido  al plato,  para quedar como  ” un ministro “.  En este caso os garantizo que no con connotaciones negativas, sino más bien todo lo contrario.

Hervir los pies de cerdo o como deseéis llamarlos. Poneros unos guantes para no mancharos las manos y empezad a deshuesar las humildes o nobles partes de este aprovechadísimo animal.

Os aseguro que vale la pena preparar este ”  mar y montaña “. ¡ Si no fuera por el precio de unas buenas cigalas !,  no se pararía de chupar y chupar.

Elaboración de los pies de cerdo con cigalas

Lavar los pies de cerdo y hervir junto a una zanahoria pelada, una cebolla pequeña en la que hemos clavado 3 clavos ( especia ), pimienta, sal y un bouquet garni ( ramillete atado de laurel, tomillo, orégano y perejil).

Cuando estén tiernos aproximadamente después de hervir durante 25-35 minutos en una olla exprés.

Retirar los pies del caldo.

Deshuesar.

Poner los huesos de los pies en un cazo con el caldo que ha quedado de la cocción y realizar un fondo,

para ello reducir a fuego lento hasta conseguir 1/3 de la cantidad de caldo inicial.

Pasar por un colador chino y reservar.

Con la carne de los pies deshuesada realizar un rulo con papel film de cocina,  en forma de salchicha gruesa.  Dejar en el frigorífico durante unas 2 horas.

Poner los ingredientes de la picada

en un vaso adecuado para el minipimer o brazo eléctrico.  Añadir un poco de caldo y triturar. Reservar.

En una cazuela con un poco de aceite saltear las cigalas.

 Verter el brandi y flambear.  Reservar.

En la misma  cazuela que se ha utilizado para saltear las cigalas, añadir un poco más de aceite y dorar los ajos pelados y cortados. Cuando tomen color añadir la cebolla cortada fina y pochar.  Cuando esté pochada añadir el tomate y la carne de  ñora, sofreir durante 10-15 minutos.

Verter el fondo y dejar cocer a fuego medio unos 5-10 minutos.

Colocar en un vaso adecuado para triturar la salsa con la ayuda del brazo eléctrico.

Pasar por el colador chino y seguir la cocción a fuego medio durante 5-10 minutos.

 Añadir la picada y el chocolate picado. Dejar cocer a fuego lento otros 5 minutos más.

Retirar el papel film de rulo de pies de cerdo deshuesados.

Cortar en trozos grandes y pasar cada lado por una sartén o plancha muy caliente con un poco de aceite,  hasta conseguir sellar cada lado,  formando una capa crujiente.

Presentación 

En un plato plano colocar 1-2 trozos de rulo de carne de pies de cerdo, en un lado colocar 1-2 cigalas y napar con la salsa. Decorar con unas flores pequeñas  y una rama de romero.  Espolvorear por el borde del plato con eneldo y pimentón en polvo.